Manejo de crisis en adicciones: Guía para Familiares y Cuidadores
Una historia real con un nombre ficticio
Marina ha estado cuidando a su hermano Daniel desde que comenzó a luchar contra la adicción al alcohol, un proceso que ha transformado radicalmente su vida. Antes, solían compartir momentos felices en familia, pero ahora su día a día está marcado por la incertidumbre, el agotamiento y la constante preocupación por el bienestar de Daniel. Ha tenido que dejar de lado sus propios sueños y aspiraciones para estar presente en cada recaída, sintiendo una mezcla de frustración y tristeza al ver cómo la adicción consume a su hermano. Su círculo social se ha reducido, y muchas veces se siente aislada, sin saber a quién acudir para compartir su carga emocional. Sin embargo, en medio de este torbellino, también ha descubierto una fortaleza que no sabía que tenía, aprendiendo a lidiar con el dolor y buscando herramientas para ayudar no solo a Daniel, sino también a sí misma. A lo largo de los años, ha experimentado momentos de desesperanza, cansancio y miedo, especialmente cuando Daniel tiene una crisis.
Recuerda una noche en particular. Daniel llevaba varias semanas sobrio, pero aquella vez llegó a casa en estado de ebriedad. Su mirada perdida y su voz quebrada hicieron que Marina sintiera una mezcla de frustración y tristeza. "¿Por qué otra vez?", pensó mientras intentaba contener las lágrimas. Sabía que debía mantenerse firme, pero también que él necesitaba ayuda.
—Daniel, vamos a hablar cuando estés más tranquilo —dijo con voz pausada, tratando de controlar su angustia.
Él apenas respondió y se encerró en su habitación. Marina pasó la noche en vela, preguntándose si alguna vez su hermano podría salir de ese círculo vicioso. Como muchas personas que conviven con un familiar en adicción, sintió culpa y agotamiento. Pero en los días siguientes entendió que no podía hacerlo sola: necesitaba apoyo y herramientas para manejar la situación sin descuidar su propio bienestar.
Desde nnuestra experiencia como CISMENTAL, en Honduras, acompañamos a muchas personas que son cuidadores de familiares con adicciones. Es común que se sientan impotentes y agotados emocionalmente. Pero hay estrategias que pueden ayudar tanto a la persona con adicción como a quienes conviven con ella.
Las adicciones son trastornos crónicos que afectan el comportamiento, la salud mental y el bienestar general de una persona. En Honduras, el Observatorio Hondureño de Drogas ha reportado que el consumo de sustancias psicoactivas ha aumentado en un 20% en los últimos cinco años, con un impacto significativo en jóvenes y adultos en situación de vulnerabilidad. Esto se refleja en un incremento en la demanda de servicios de rehabilitación y apoyo emocional para familiares de personas con adicciones. Las crisis pueden surgir en cualquier momento, ya sea por el síndrome de abstinencia, situaciones de alto estrés o recaídas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 35 millones de personas en el mundo padecen trastornos por consumo de sustancias, y solo 1 de cada 7 recibe tratamiento especializado. En Honduras, la problemática de adicciones ha ido en aumento, con un incremento en el consumo de alcohol y drogas ilícitas, especialmente en jóvenes. Según el Observatorio Hondureño de Drogas, el uso de sustancias psicoactivas ha crecido en un 20% en los últimos cinco años.
Manejar una crisis en una persona con adicción puede ser un desafío emocional y físico. Estas crisis no solo afectan a quienes consumen sustancias, sino también a sus seres queridos, quienes muchas veces no saben cómo reaccionar en el momento. Comprender los signos de alerta y actuar con estrategias adecuadas puede marcar una gran diferencia en la recuperación y estabilidad de la persona.
1. Reconocer una crisis de adicción
Una crisis puede manifestarse de diferentes maneras, incluyendo:
- Síndrome de abstinencia: ansiedad, temblores, síntomas físicos y emocionales intensos.
- Recaída: consumo de la sustancia tras un periodo de abstinencia.
- Conductas de riesgo: agresividad, autolesiones, aislamiento extremo o pensamientos suicidas.
- Negación y resistencia al tratamiento: rechazo de ayuda o abandono de la rehabilitación.
2. Estrategias para manejar una crisis
a) Mantener la calma:
Es esencial conservar la serenidad para poder actuar de manera efectiva. Si la persona está alterada, hablarle con tranquilidad y empatía puede ayudar a desescalar la situación.
b) Crear un ambiente seguro
Si la persona está en peligro de hacerse daño a sí misma o a otros, asegúrate de que el entorno esté libre de objetos peligrosos. En casos graves, busca ayuda profesional inmediata.
c) Evitar la confrontación
No intentes razonar con la persona si está en estado de crisis aguda. La confrontación directa puede aumentar su resistencia y ansiedad. Es mejor validar sus emociones y ofrecer apoyo sin presionar.
d) Aplicar técnicas de regulación emocional
Estrategias como la respiración profunda, ejercicios de relajación y técnicas de mindfulness pueden ayudar a reducir la tensión y estabilizar las emociones.
e) Buscar ayuda profesional
Si la crisis se intensifica o persiste, es crucial contactar con un profesional de la salud mental, un centro de rehabilitación o una línea de ayuda especializada en adicciones. En Honduras, puedes comunicarte con el Instituto Hondureño para la Prevención del Alcoholismo, Drogadicción y Farmacodependencia (IHADFA) al teléfono +504 2237-6010 o con el Centro de Salud Mental Santa Rosita al +504 2232-7371 para recibir orientación y apoyo especializado.
3. Cómo ayudar a una persona con adicción en el día a día
a) Fomentar una comunicación empática
Evita juzgar y en su lugar, ofrece apoyo genuino. Usa frases como "Estoy aquí para ti" o "Entiendo que esto es difícil".
b) Informarse sobre la adicción
Comprender que la adicción es una enfermedad y no una debilidad moral puede ayudar a generar una actitud más comprensiva y efectiva.
c) Establecer límites saludables
Apoyar no significa permitir conductas destructivas. Es importante establecer límites claros sobre lo que está y no está dispuesto a tolerar.
d) Incentivar la búsqueda de ayuda profesional
Motiva a la persona a asistir a terapia, grupos de apoyo (como Alcohólicos Anónimos o Narcóticos Anónimos) o programas de rehabilitación.
e) Promover hábitos saludables
El ejercicio, la alimentación balanceada y actividades recreativas pueden ayudar a la persona a canalizar su energía en alternativas positivas.
Conclusión
Manejar las crisis en adicciones requiere paciencia, información y apoyo profesional. Sin embargo, también es fundamental que quienes brindan apoyo a una persona con adicción prioricen su propio bienestar. El autocuidado es esencial para evitar el agotamiento emocional y físico. Establecer límites saludables, buscar espacios de descanso y contar con una red de apoyo pueden marcar la diferencia en la capacidad de seguir acompañando de manera efectiva. Cuidar de uno mismo no es un acto egoísta, sino una necesidad para poder brindar ayuda sostenida y efectiva. Ofrecer un ambiente seguro, fomentar la comunicación empática y motivar a la persona a buscar ayuda son pasos fundamentales en el proceso de recuperación. Acompañar a alguien en este camino puede ser desafiante, pero con el enfoque adecuado, es posible generar un impacto positivo y significativo en su vida.
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Este artículo ha sido desarrollado por CISMENTAL, una organización comprometida con la salud mental y el bienestar de las familias hondureñas.